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Un viaje de 22 años. Capitulo 1º

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Capitulo 1º. El Extasis

Este viaje, no es el inicio de mi carrera, ni mucho menos, digamos que es mi ultima etapa. La etapa que empieza a mi llegada al aeropuerto de Tenerife Sur el 1 de abril de 2001.

Bajaba las escalerillas del avión encantada por empezar una temporada en Tenerife que iba a durar tres meses. Ni en lo mas remoto de mi imaginación cabía la posibilidad de que ese suelo que pisaba iba a ser mi país en el futuro.

Había sido contratada por un empresario de Tenerife para inaugurar un complejo turístico de ocio que se llamaba Habana Social Club. Formaba parte de un hotel en Playa de Las Américas, el Hotel Columbus.

Vivíamos en el mismo hotel y trabajamos en la planta baja donde se habían instalado una Discoteca Grande y varios bares y restaurantes todos de temática Cubana.

El impacto social que tuvo mi llegada a Tenerife fue realmente increíble. Puedo decir que hubo un momento que no se hablaba de otra cosa en la Isla. Todo el mundo se revoluciono ante este concepto y el hecho de que llegara de Cuba una banda “Femenina” de música Cubana.

Esto no lo se porque yo haya sentido esa sensación, yo estaba totalmente ajena a ese impacto. Nos limitábamos a trabajar en la discoteca, todas las noches. Claro, lo que yo si sentía es que la discoteca se llenaba prácticamente desde el primer día y que la gente quedaba encantada y nos elogiaban mucho en cada presentación, pero hasta ahí.

Lo del impacto social lo supe mas tarde, cuando empezamos a relacionarnos con nuestro nuevo entorno, hacer amistades etc. Ahí es cuando los amigos nos contaban el verdadero revuelo que se formo alrededor nuestro y del que nosotras eramos ajenas en los primeros momentos.

Llegamos con el nombre de Musas Son, era el nombre que teníamos en Cuba. Teníamos un show muy Cubano, obvio, con una puesta en escena muy cuidada, un inicio de show muy bonito y emocionante que nunca mas hemos usado y que ahora escribiendo estas lineas acabo de decidir que tengo que retomarlo. Era sencillo pero muy espectacular. Como lo vamos a retomar, no te lo cuento, así sera una sorpresa.

Eramos ocho integrantes todas mujeres excepto el trompeta, Jochi, que esta conmigo desde el año 1997 y el técnico de sonido, Jose Carlos.

Hacíamos música cubana bailable. Desde el primer momento, mi obsesión era la interacción con el publico, y hacer que el publico formase parte activa del show. Mi papel era la dirección de la banda y tocar el piano, lo lógico es que la frontal de la banda, es decir las cantantes, fuesen las encargadas de esa parte, para mi fundamental en el éxito de cualquier proyecto musical.

Yo mientras tocaba, les daba a las chicas las indicaciones, “¡Niñaaaa saca a esos de la derecha!””¡Baila con ese grupo de la izquierda!” Y ellas respondían perfectamente a mis indicaciones, pero no lo tenían en su ADN, tenia que ser yo quien estuviese pendiente del publico para dirigir como tenia que producirse esta parte mas de animación.

La verdad que no me sentía bien con esto. Ya digo que las chicas respondían perfectamente y hacían un trabajo espectacular pero yo me sentía atada a mi piano, no podía salir y bajar a la pista con mi gente que es lo que de verdad estaba deseando hacer, pero claro, si salia yo del piano, la orquesta dejaba de sonar, osea que no podía hacerlo. Esto me hacia sentir mal.

Bueno eso me hacia sentir mal, es verdad, pero yo realmente me sentía genial. La orquesta funcionaba como un cañón, sonaba como un cañón y el jefe estaba contento como un cañón también así es que todo genial. Así un día tras otro hasta que termina nuestro contrato que como antes dije era de tres meses y un poco antes de terminar el Jefe me pide renovar otros tres meses.

Por supuesto acepté encantada. Teníamos una vida muy fácil, todo resuelto, vivir en el hotel te hace despreocuparte de absolutamente de todo, excepto claro esta, del show y la música. Era perfecto.

¡Tres meses mas genial!. Si la verdad, muy bien, seguimos en la misma linea, cada vez estábamos mas integradas con nuestro nuevo entorno y todo funcionaba de lujo.

Ya en este segundo contrato se acercaban a nosotros muchos empresarios de Tenerife que nos querían contratar para sus negocios, la mayoría no podíamos hacerlo porque como dije estábamos trabajando con el Columbus prácticamente en exclusiva, pero oye, ya te digo, siempre encontrábamos algún hueco que era compatible con el horario o con nuestros días de descanso. Esto nos venia genial, era un dinerito extra que siempre viene bien sobre todo cuando no solo teníamos que pensar en nosotras sino también en nuestras familias que habíamos dejado en Cuba.

Pues oye, ¿miel sobre ojuelas no?, contrato fijo y trabajitos extras, ¿que lujazo no?.

Si, un lujazo y a la vez el inicio de los problemas, pero esto te lo cuento en el siguiente capitulox

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